hace escasos minutos me dirigía a dar una vuelta rutinaria por mi casa a fin de comprobar que todo estaba en orden. la ventana que da al patio de luces estaba un pelín abierta y me dije… «por qué no?» tengo bastante experiencia en explorar desde las ventanas de un cuarto piso (para desgracia de los nervios de mi madre), así que pasé por esa pequeña rendija de la ventana corredera y pude ver los tendales de los vecinos, respirar ese aire lleno de calma y silencio y ver abajo de todo, el suelo del patio de luces. di unos pasos pegadita a la ventana utilizando su marco exterior para apoyarme y cuando decidí que ya había llegado de paseo… no había salida hacia delante! la única salida posible era marcha atrás! a ciegas! por esa rendija minúscula por la que me había colado! sin posibilidad física de dar la vuelta sin caer al vacío! un vacío-lleno además de coderles de ropa que podían destrozar mi columna vertebral! mierda!!
empecé entonces con la estrategia cobarde. lancé quejidos lastimeros durante varios minutos sin respuesta. desesperada estaba ya hasta que oí sonidos en la casa. maullé más. mi madre me llamó. seguí maullando. me llamaba recorriendo toda la casa pero no llegaba hasta mí. qué desesperación! de pronto sentí ruidos en la cocina. era ella que se acercaba! salió al bacón con la cara medio desencajada, como esperando encontrarme abajo, en el suelo, y agonizante… pero me vio! me habló muy bajito y abrió la ventana. el rescate hubiera sido perfecto si acto seguido no se hubiese puesto a achucharme una y otra vez y otra y otra. y a darme besos de esos que dan las señoras mayores, todos seguidos, que parece que nunca se acaban.
me voy a descansar, que tanta emoción no es sana.